Antes de empezar, vamos a aclarar que se trata del puente más grande del mundo al momento de su inauguración.
El domingo 13 de noviembre de 2022, por la tarde, cumplimos, gracias también al clima, con el plan de ver el atardecer neoyorkino desde el punto más alto que haya sido edificado en Estados Unidos.
Comenzamos acercándonos a la zona cero, donde existían, hasta el 11 de septiembre de 2001, las torres gemelas correspondientes al World Trade Center. Tras el conocido suceso de aquel día, que pareciera ser para el olvido, surgieron diferentes estructuras edilicias para el recuerdo, que mantienen la memoria viva y promueven la libertad.
Allí recorrimos una de las piscinas bordeadas por casi innumerables nombres de personas y otras tantas por nacer. El agua corre desde los nombres hacia lo que pareciera llegar al centro de la Tierra.
Luego de, con mucho respeto, permanecer en el lugar, teníamos algo de tiempo hasta nuestra entrada al One World Observatory (la entrada, de casi 47 dólares, la sacamos con tiempo de antelación y en un horario aproximado a 1 hora antes del atardecer, para poder hacer el ingreso, bastante estricto, por cierto, y aprovechar las diferentes iluminaciones del día contemplando la ciudad en un piso vidriado en sus 360 grados). Nos acercamos al río Hudson, donde también hacía algunos años, el Capital Sully había hecho un acuatizaje perfecto.
Regresamos al Observatorio, realizamos el ingreso, atravesando el scanner de seguridad, los pasillos llenos de leds que van transportándote a lo que va a suceder arriba. Alcanzamos la zona de los ascensores y vivimos una experiencia única, subiendo 400 metros en tan solo 47 segundos, mientras disfrutábamos de la historia edilicia de Manhattan retratada en las pantallas led que son las paredes mismas de los ascensores.
Al salir de los ascensores ocurre la magia… No la vamos a contar en detalle en esta nota, porque realmente se nos vuelve a poner la piel de gallina cada vez que la recordamos. Es una experiencia única que la reservamos para que cada uno que pueda, vaya y la disfrute en persona.
Lo que sí vamos a contarles es que las vistas son excelentes, que no se lo van a olvidar en sus vidas. Que van a ver, si lo hacen con el mismo plan del atardecer, y tienen la suerte que la tarde sea soleada, algo magnifíco en el agua, en los techos de los rascacielos, en las paredes de los mismos. Y luego, la iluminación que comienza a dar vida a la noche, en una ciudad que nunca duerme.
Tras esta maravillosa experiencia, fuimos caminando, porque está relativamente cerca, hasta el puente de Brooklyn. Inevitablemente, van a sentirse parte de todas las películas y series de Nueva York que vieron en su vida. Lo recorrimos hasta la mitad, pasando por debajo de una de las 2 famosas arcadas. Y les garantizamos que al darse media vuelta, y ver el skyline de Manhattan iluminado en la noche, todo habrá valido la alegría.