Arrancamos el segundo día de nuestra estadía en Nueva York, temprano, luego de desayunar en el hotel, haciendo un mini tour para conocer la Estatua de la Libertad.
Para ello, gastamos sólamente 2,75 dólares, en el subte Línea E, cuyo recorrido desde la estación de Lexington y la 53th, nos llevó hacia el sur de Manhattan.
Descendimos en la estación cabecera de la línea, donde ya estaba listo otro convoy próximo a partir, desde el otro lado del andén. Notamos que cada vez que llega una formación, hay personal que procede a realizar los trabajos de limpieza rápida.
En el extremo sur de la estación se encuentra la conexión al edificio Oculus, imponente, donde tuvimos nuestra primera aproximación a la memoria del atentado ocurrido el 9/11/2001. De allí, continuamos bajando por Trinity Pl hasta Morris St, giramos a la izquierda y a la siguiente esquina, donde finaliza la Avenida Broadway, nos encontramos al Toro de Wall St. No se pueden ir de allí sin sacarse su foto / grabar su video tocándole los testículos al charging bull en pos de su prosperidad económica y financiera.
Luego, a través de Whitehall, nos dirigimos a las terminales de Ferry donde, y de manera gratuita, tomamos el que cada media hora se dirige a Governors Island. Aproximadamente el viaje dura unos 20 minutos, por lo que nos dejó 40 minutos para visitar la isla antes de perder el ferry y tener que esperar otra hora completa para regresar a Manhattan. Allí, nos tomó unos 15 minutos, caminando rápido hasta llegar al mirador de la Estatua de la Libertad. Teniendo en cuenta que podrían quedarse unos 10 minutos contemplándola y capturando el momento con su celular o cámara, tuvimos otros 15 minutos para regresar a tomar el ferry de vuelta.
Para ese momento, ya se había hecho hora de almorzar y recorrimos un poco de Little Italy, donde comimos una pizza 4 quesos en Adriennes Pizza Bar, acá sí que volvés a la realidad de lo cara que es esta ciudad, con una gaseosa y nos costó 32 dólares más propina (recuerden que la propina no suele estar incluída).