HAITÍ: TURISMO RICO, POBREZA EXTREMA

Uno de los países del Caribe que pasó a estar en boca de todos esta mañana, tras el asesinato al presidente Jovenel Moïse, ha sido Haití. No obstante, más allá de este episodio político, este lugar ha mostrado al mundo las imágenes más maravillosas como las más tristes que puedan enseñar: hoteles de lujo y casas precarias.

Turismo del rico y pobreza enorme, uno de los territorios centroamericanos escogidos por los cruceros y los amantes de las playas, también ofrenda niveles de vida con condiciones infrahumanas. Dos caras de una misma moneda. Dinero del bueno para unos pocos y del malo para el resto de la población.

Haití es escogido por los turistas porque, dentro del Caribe, tiene la segunda costa más larga de playas pero, a su vez, y como su nombre lo indica, es «tierra de montañas». Quienes viajen allí no sólo podrán gozar de las aguas cristalinas, o de las temperaturas que siempre oscilan entre los 23 y los 34 grados, sino también de cascadas, cuevas, y una cadena montañosa que sorprende con el «Pic la Selle», su pico más alto con 2680 metros de altura.

Los que llegan en cruceros duermen dentro de esos barcos que son ciudades bellísimas por dentro. Aquellos que lleguen por avión, tienen hoteles como el famoso Royal Decameron a 174 dólares la habitación doble la noche, o uno cinco estrellas como el Royal Oasis por 131. Claro, también los hay por menos y, para los más aventureros, en el centro de Puerto Príncipe donde muchos europeos y estadounidenses reportaron el robo de sus pertenencias.

El Royal Decameron, uno de los all inclusive más lujosos de Puerto Príncipe (Foto: Booking)

Por eso mismo, visitar Haití puede ser un paraíso amurallado. Detrás de esa cortina invisible hay un país que en 2010 sufrió un terremoto criminal que se llevó la vida de 315 mil personas y generó pérdidas incalculables. Más de un 60 porciento de la población vive con dos euros o menos de eso al mes estando, claramente, muy por debajo del umbral de la pobreza que todos conocemos.