En nuestra primera noche por Nueva York, salimos a conocer y recorrer la gran manzana y Broadway. Allí también aprovechamos a cenar una buena hamburguesa neoyorkina para reponer energías.
Caminamos desde Lexington, todo recto por la 43th hasta llegar a la Séptima Avenida. Al acercarnos, ya comenzamos a notar que la cantidad de gente y de autos indicaba que estábamos en nuestro destino.
Pensamos intentar comer en el McDonald´s de esa esquina, con vista a Times Square; pero creo que aún estaríamos ahí, esperando por la comida o una mesa, así que decidimos recorrer y ver de alejarnos un poco para cenar más tranquilos.
Nos dejamos llevar un rato por la asombrosa luminosidad de leds llenos de publicidades, promociones, avances, estrenos. No alcanza la vista para vivirlo todo en un instante. Subimos a los famosos escalones rojos, entre «excuse me» y «sorry» para apreciar la magia del lugar.
Luego, comenzamos a ir hacia el norte por Broadway. Al inicio, en la 44th es muy similar a nuestra Avenida Corrientes, donde la mitad es transitada y la otra, peatonal. Pasamos por la puerta de algunas obras teatrales conocidas y terminamos cenando en Junior´s, muy recomendable, en la esquina de Broadway y la 47th.
Volvimos caminando por la 47th, y cuando creíamos que la noche había terminado, nos topamos con el Radio City Music Hall y con la pista de patijane al aire libre en el subsuelo del Rockefeller Center. Parecía que Manhattan no quería que nos fueramos a dormir nunca.