La pandemia golpeó fuerte a todas las economías del mundo. La de Argentina, sin dudas, fue una de las más damnificadas puesto a que ni el sistema sanitario estaba listo para recibir cifras elevadas, ni tampoco existió un mínimo esbozo de «normalidad» siquiera aún en los meses de verano. Y, la Ciudad de Buenos Aires, dio muestras de ese perjuicio.
La peatonal Lavalle ha sido, por excelencia, uno de los lugares más concurridos por trabajadores locales así como también por turistas. La cantidad de tiendas vacías, lugares en alquiler o en venta, han crecido notablemente durante los últimos 15 meses. No obstante, aún las grandes marcas aún persisten sin querer perder un lugar de privilegio en una de las calles más transitadas del país.
En uno de los extremos de la peatonal se encuentra un stand de información turística totalmente cerrado y abandonado. La explicación es clara: no viene nadie y, para colmo, restringen vuelos para ingresar o egresar de Argentina. Obviamente, que allí haya gente trabajando en este momento, sería un sin sentido alguno pero grafica a las claras el mal momento de la Ciudad de Buenos Aires.
Teatros, cines, y bares fueron reabriendo lentamente y mejorando su aforo. Asfixiados tras una larga cuarentena impuesta por el Gobierno Nacional, dichos rubros empezaron a ver algo de oxígeno aunque el invierno espante un poco a los porteños a salir de sus casas y acercarse a dichos recintos que tienen todos los protocolos de seguridad e higiene al día.
Los Shopping reabrieron hace poco pero basta con visitar a los dos más concurridos por los turistas y notar algo extraño. Tanto en el Alto Palermo como en el Recoleta Mall, los patios de comida están en desuso, con islas vacías, precios viejos, y sillas arrumbadas. La gente, por el momento, prefiere sentarse al aire libre y evitar sitios cerrados.
Avenida Santa Fe, arteria coqueta y de mucho tránsito, también sintió los golpes de la pandemia. Cruzando Avenida Callao, cuanto más al sur uno se diriga, más sombrío es el panorama. Y atravesando la histórica 9 de julio la situación se torna triste entre las agencias de viaje, y las sedes de las líneas aéreas, cuyas oficinas se hayan completamente cerradas y en total abandono.
La pandemia fue una trompada dura de asimilar para el mundo entero. Pero, como si esto fuese boxeo, y más aún en las proximidades al mítico Luna Park, Argentina tiró la toalla antes de tiempo. Golpeada, groggy, pero no rendida. La Ciudad de Buenos Aires también fue a su banquito y se declaró al borde del nocáut.